sábado, 26 de julio de 2008

Until the stars grew dim

Sería mejor que no rime, que la tibia luna no una tu tibia voz a la mía y que las calles que nos caminan caminen de vuelta a casa y todos seamos felices y nunca comí perdices.

Sería mejor que la ceniza de la primera tarde, apenas susurrando sobre el piano, corrompiera el silencio a la hora de dormir. Apenas yo, volviéndote azul y felicidad. Apenas yo, penando tu rima de desasosiego y Portugal.

Que la noche nos juzgue, en su circo de adioses, y cierre todo el asunto antes del amanecer. Y de ahí en adelante, until the stars grew dim, no seremos farsantes de un amor irreal, y de la mano como en primavera, haremos de este mundo un mundo más prolijo. Y que así sea.


Over.

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