viernes, 15 de agosto de 2008

Dios siniestro!






Valery hablaba del “tedio de vivir” apuntando sus cañones al ocioso devenir de las horas y los días, en aquellos hombres cuya ocupación no lograba ahogar sus pensamientos. A ellos se les atribuía especialmente la melancolía, como si fuera patrimonio del aristócrata o millonario que buscaba mitigar su mal emprendiendo viajes exóticos o a aventuras desmedidas.

No estaba errado el poeta francés, pero tampoco acertaba con su definición, atado a su época y a su observación parcial. En otro texto nos explicaba con encanto poético, que la piel humana separa el mundo en dos espacios. Hay una frontera que nos integra y nos segrega puntillosamente a la hora de chocarnos contra lo “más allá de mí”.

Esa división, esa escisión vital y orgánica, planta al tiempo de un lado y al hombre como espectador con derecho a pequeñas intervenciones, del otro. La melancolía es, entonces, un reflejo inmanente a ese tráfico de años que pivotea nuestra integridad.

Baudelaire, hacia 1855, comienza a escribir lo que más tarde se titularía “el spleen de París”. Poemas en prosa y sonetos que componen uno de los pilares de “las Flores del Mal”. Spleen significa “bazo” en inglés y hace referencia al órgano del que según los griegos, provenían los humores causantes del estado de tristeza pensativa o melancolía, y de allí su uso para describir este estado.

Hay un poema en particular que siempre regresa en mí, repitiendo torpemente las palabras en francés de la primera estrofa, y siguiendo inequívocamente en el español de aquella primera traducción. O cuando escucho el bolero “El Reloj”, con su cadencia de lamento pero que se ridiculiza ante las palabras de Baudelaire y su canto de pletórico desprecio ante el imposible dominio del tiempo.

L'Horloge (El Reloj) de Charles Baudelaire:

¡Reloj! Dios espantoso, siniestro e impasible,
Cuyo dedo amenaza, diciéndonos "¡recuerda!"
Los vibrantes dolores en tu asustado pecho,
Como en una diana pronto se clavarán;

El placer vaporoso huirá hacia el horizonte
Como escapa una sílfide detrás del bastidor;
Arranca cada instante un trozo de delicia
Concedida a los hombres en su época mejor.

Tres mil seiscientas veces cada hora,
el SegundoSusurra "¡Acuérdate!" -Con voz vertiginosa
De insecto, el Ahora dice: "¡Heme otra vez aquí,
Ya succioné tu vida con mi trompa asquerosa!"

¡ Remember! ¡Esto memor!¡Pródigo, Acuérdate!
(Mi garganta metálica toda lengua conoce)
Ganga son los minutos, ¡oh, alocado mortal!
Y no hay que abandonarlos sin extraer su oro.

Acuérdate: es el tiempo un tenaz jugador
Que sin trampas te vence en cada envite.
Es ley.Decrece el día, la noche se aproxima;
¡recuerda!Es voraz el abismo, se vacía la clepsidra.

Pronto sonará la hora en que el divino Azar,
O la augusta Virtud, tu aún intacta esposa,
O el arrepentimiento (¡Oh, esa posada última!)
Todo te dirá "¡Es tarde! ¡Muere, viejo cobarde!"


Y su posibilidad francesa que se adueña del original, está claro.

Horloge! dieu sinistre, effrayant, impassible,
Dont le doigt nous menace et nous dit:
"Souviens-toi!Les vibrantes Douleurs dans ton coeur plein d'effroi
Se planteront bientôt comme dans une cible;

Le Plaisir vaporeux fuira vers l'horizon
Ainsi qu'une sylphide au fond de la coulisse;
Chaque instant te dévore un morceau du délice
A chaque homme accordé pour toute sa saison.

Trois mille six cents fois par heure, la SecondeChuchote: Souviens-toi! -
Rapide, avec sa voixD'insecte, Maintenant dit: Je suis Autrefois,
Et j'ai pompé ta vie avec ma trompe immonde!
Remember!
Souviens-toi! prodigue! Esto memor!
(Mon gosier de métal parle toutes les langues.)
Les minutes, mortel folâtre, sont des gangues
Qu'il ne faut pas lâcher sans en extraire l'or!

Souviens-toi que le Temps est un joueur avide
Qui gagne sans tricher, à tout coup! c'est la loi.
Le jour décroît; la nuit augmente; souviens-toi!
Le gouffre a toujours soif; la clepsydre se vide.

Tantôt sonnera l'heure où le divin Hasard,Où l'auguste
Vertu, ton épouse encor vierge,
Où le Repentir même (oh! la dernière auberge!),
Où tout te dira Meurs, vieux lâche! il est trop tard!
"


Over


PD: Sí, Francois, el epígrafe es demoledor, no lo olvido:

Lector apacible y bucólico, sobrio e inocente hombre de bien, arroja este libro saturniano, orgiástico y melancólico. Si no has estudiado tu retórica con Satán, el astuto decano, ¡arrójalo! No comprenderás nada de él, o me creerás histérico.Pero si, sin dejarte hechizar, tu pupila sabe sumergirse en los abismos, léeme, para aprender a amarme; alma curiosa que sufres y andas en busca de tu paraíso ¡compadéceme! Sino, ¡yo te maldigo!

No hay comentarios: