jueves, 11 de diciembre de 2008

El desnutrido que alimenta




Un filósofo podría hablar de la ontología del vacío, haciendo referencia a la sensación que produce el hambre en el estómago. De abstracción imposible, la nada suele confundirse con el vacío, simplemente porque es a lo máximo que llegamos a través del pensamiento.

Hablo del vacío que se impone en el estómago, hasta niveles tan insoportables que terminan por hundir la tensión arterial y voltear al sufriente. En otras palabras, morirse de hambre.

Del horror al negocio, intolerable, de periodistas supuestamente comprometidos con “Lo social”. En todos los países de Latinoamérica debe ser lo mismo, también en los de África, y en Asia, y en el resto del mundo, de algún modo u otro, porque el objetivo es el mismo. Vayamos al horroroso grano.

Un programa de televisión viaja al Chaco argentino, se interna en lo profundo de su geografía con sus cámaras de video, sus luces, sus micrófonos, y el aire triste de quien ve tristeza. Narran lo que se ve, y lo aumentan con cifras que paralizan. En la imagen, una mujer de unos treinta años, con un peso de treinta kilos, semejando los cuerpos atrapados en los campos de concentración del nazismo, todos apretados contra la cerca de alambres.

El periodista (joven, hombre, bien parecido, buen estado físico) pregunta cómo se siente, por qué está así, si el gobierno la ayuda, si conoce a alguien que esté igual. La cámara da vueltas y da cuenta de un lugar árido, de casas de chapa, con niños que corretean algún perro, quienes seguramente terminarán como esa mujer.

El periodista informa la cantidad de pobres que hay en el país, las muertes por desnutrición, el caso de María, una niña de diez años que murió de hambre, el de José, un aborigen que no pudo superar la tuberculosis, el de Segundo, un hombre cuya cara se agrieta cuando se ríe para mostrar el único diente que le queda.

El informe es sobre la pobreza “marginal”, y continuará según reza en la pantalla, con otro sobre la pobreza “urbana”. Algunas frases hechas contra la desidia de los políticos, la invitación al televidente para que se comprometa, y un último ruego por los derechos humanos y el rumbo errante que tiene el mundo. Pum Pam, a otra cosa.

Ahora viene lo aberrante: Ese periodista que aparece en escena, con su cara de desasosiego, su necesidad de contrición, con sus ojos apremiados por la angustia, recibe un pago por hacer ese informe, un sueldo, una compensación, y a su vez, el canal que emite el informe, recibe una cuantiosa cantidad de dinero en concepto de las publicidades que se presentan entre los bloques. Más aún, el periodista cobra una suma de dinero que ni usted ni yo cobramos, equivalente en un mes a varias vidas de la mujer que fue “la protagonista” de su informe, quien a esta altura puede a estar muerta. Mucho más aún, ese periodista sale por la tele, se transforma en famoso, es llamado por otros programas, aparece en revistas, sube su cachet.

¿Se entendió? ¿Acaso es tan simple? Digo (me digo), ¿lo que acabo de escribir responde a la realidad? ¿Nadie ve las cosas como las veo yo? ¿Nadie puede ir a decirle a l periodista que gana su sueldo gracias a la desnutrición de otra persona? Eureka, la pobreza genera riqueza, ¿no es alucinante?

No.




Over.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No Hernán.No es tan fácil.Hablamos mil veces de las verdades absolutas.El hambre ,es cierto, es una verdad absoluta para quien lo padece.Lo que a vos te da bronca, es la mostracion. No el periodista. Sin embargo cuanto mas se muestra mas se logra.La realidad solo puede ser mostrada parcialmente y todos elegimos qué parete mostrar o mirar.Esa es la interpretación.¿Cuánto mas ganamos invisibilizando? ¿Quienes mas podrian hacerlo.? ¿Los gobiernos?Ah, ahi sí que tenes razon... y en ese caso la prensa no seria tan mala.Delgada linea entre lo justo y lo injusto.
A bientot.
B.

Hernán Galli dijo...

No Mariana. Lo que digo es que ese informe le significa al periodista (gastón pauls? matías martin?) unas veinte lucas por programa de sueldo. Entonces, por mostrar un denutrido, se ganan veinte lucas. Si les dieran mil pesos no lo harían.
¿La pobreza debe salir por la tele para que sea conocida? El nene descalzo pidiendo monedas, ¿no es real? ¿Hayt que verlo por tele?

Digo, cómo definís a veinte lucas de ganancia por mostrar un desnutrido? Digo, que se la ganen mostrando a boludos tomando pepas, o a inventores de cosas raras, pero cuando lo que se muestra es la pobreza, toda esa guita al "protagonista". Vas a ver que nadie lo hace.

Anónimo dijo...

Es muy dificl discutir por blog ....
B.