Habíamos quedado tipo cuatro de la tarde en el barcito del parque. Tini venía con el guión de una obra de teatro que había escrito. “Son tres actos, cortitos, te diría que es como para que vaya en el descanso de una obra más grande”. Tini es buena para los cuentos, y con la poesía se le va un poco la mano, pero con el teatro y la novela se lleva a las patadas.
Para mí, el mejor cuento de Tini es “Uri”, una historia un poco compleja pero alucinante. Más o menos trata sobre una pareja que vive en una casa del barrio dos, y que sufre la muerte de su hijo de diez años. Totalmente desconsolados, venden la casa y se van a Córdoba. La cosa es que los nuevos habitantes tienen, a su vez, su primer hijo, el cual “no es idéntico al de la pareja anterior, es el mismo”, como bien se aclara en el cuento.
Total que un día, la pareja que se había ido a Córdoba, está de visita en Buenos Aires y decide pasar por la casa para recordarla. Mientras pasan con el auto por la puerta, ven al niño que ahora tiene unos ocho o nueve años, jugando en el jardín. Bueno, ahí Tini le dio un golpe maestro, que no lo cuento para no arruinar la historia.
Ah, la obra de teatro. Le expliqué mi desaprobación, pero hubiera dado todo por no haber dicho una palabra. Nadie puede resistirse a Tini cuando está triste. Nadie.
Over.
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