martes, 12 de agosto de 2008

Pozo negro



Sé que te alimentas

de este frío deshonesto,
de alambres y púas,
de insomnios que se ajustan.

La niña de tus ojos
se dilata hasta el alba,
prepotente de yo y pasado
La sed te apura
con húmedas lisonjas
y al fin son oscuras réplicas
de lo que no se repite jamás

Yo te nombro por las dudas,
para unirte al tiempo que te deja.
No te sueltes, princesita,
baja los párpados y espera;
La tormenta es astuta pero se cierra,
cae y se rinde. Siempre.


Over.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias. No me suelto. Nombrame. Espero.