viernes, 9 de enero de 2009

Miedo East.





Historiar el conflicto de Medio Oriente en un blog, sería una acción temeraria e inconducente. Para eso están los libros. Al blog hay que llegar armado hasta los dientes, con ciertas consideraciones, está bien, pero de no ser así, se huye del concepto.

Sí, está bien, mi concepto de blog, que no es otro que arriesgarse a narrar con pocas palabras en un espacio reducido, algo que justifique el tiempo del lector. Y hay tanta injusticia en la literatura…

Entonces, al Medio Oriente voy, con algunas fechas y algunos hechos históricos. Así, al tuntún, tirando la piedra sin esconder la mano. En este caso, la mano se debe ver.

Todos sabemos que:

1) El Estado de Israel (Eretz Israel – “La Tierra de Israel”), tal como lo conocemos hoy, tiene su “fundación” en el año 1948, a expensas de las negociaciones a tal fin que llevó a cabo Inglaterra. En cierto modo, y pragmáticamente hablando, el pueblo judío, arrasado por la segunda guerra, necesitaba un lugar donde ser “ubicado”. Esta situación, sumada al sionismo creciente desde el siglo XIX, encontraba en Palestina, el lugar más propicio para el establecimiento del pueblo judío.

2) Lo que en un momento se creyó como una salida pacífica al imperante antisemitismo mundial, terminó por la declaración de independencia de Israel en un territorio que no tenía fronteras ni estado alguno. Aquí agrego un comentario: nadie podía ser tan ingenuo de creer que el pueblo judío viviría disperso en tierra de nadie. La fundación de un Estado era, diría, casi obvia. Yo no creo que se pueda culpar al pueblo de querer organizarse en un país. Pero con el país vienen las fronteras, y ya se sabe.

3) En el medio pasaron Irak, Egipto, Siria, Jordania, El Líbano, la operación alfombra mágica, guerras, muertes, discusiones sobre fronteras, invasores, invadidos, perseguidos, guetos, la guerra de los seis días (importante hito) y la guerra de Yom Kipur.

Si resumimos, hasta podemos aceptar que:

1) Las razones que fundan y sostienen la creación del estado de Israel y la geografía que lo contiene, son necesariamente religiosas y políticamente estratégicas.

2) Israel y sus enemigos se confunden en un baile de postas, donde por rachas, a cada país le toca su razón. Cuando la persecución es infinita, los perseguidos y los perseguidores se arrastran en la razón y la culpa, y la crueldad está ahí, al alcance del primero que la quiera llevar como estandarte.

Lo que sigue es mi mano, bien alta.

1) No estoy de acuerdo con los fundamentos religiosos del Estado de Israel. La tierra es de quien la trabaja, y no un regalo del Señor. Mientras no intervengan con mis libertades, respeto a las religiones, pero siempre ansioso de ver su fin como ejercicio. Las religiones matan y subyugan, a expensas de un delirio insostenible. La paz que dan, sólo tiene un correlato culposo y pecuniario.

2) Del mismo modo en que Israel sostiene su derecho a la tierra, cualquier aborigen podría hacer lo mismo en Argentina. Un querandí podría exigir su tierra en La Pampa, por ejemplo. Es más, podría argumentar su genocidio a manos de Roca. Y tendría razón en todo, ¿Ud. qué opina?

3) El conflicto se puede resumir salvajemente a: En una tierra llamada Palestina, vivían sin fronteras: judíos, árabes, musulmanes, católicos, con sus creencias y culturas, con sus kibbutz y sus tiendas. Todo cambió cuando se decretaron fronteras, aduanas, pasaportes, impuestos. Muros.

4) Es un error definir la actitud de Israel como la de un invasor. Israel no invadió nada, simplemente (con el peligro del adverbio), organizó un lugar. Con el Canal de Suez en la zona, y con el enclave estratégico que el territorio significa, si no fueran los israelíes, hoy ese lugar sería un pseudo-protectorado o colonia de los Estados Unidos o Europa. Un espacio más del neocolonialismo tardío. Alguien debería de estar ahí. Hoy es Israel. Y eso no está ni bien ni mal.

5) La actitud israelí ha encendido una mecha que abrigaba un odio ancestral. Al judío se lo acusa de explotador, tacaño, de sólo estar interesado en el dinero, de ser acaparador y sectario. Estereotipo de raigambre histórica, no está ausente en este conflicto. El común denominador cuestiona: ¿cómo el explotador puede encima tener razón en un conflicto bélico? El judío estaría en el lugar del enemigo común a todos, siempre errado, por lo tanto, sumido a su condición irrevocable, haga lo que haga estará mal.

6) Dado que el judaísmo puede acusar al resto del mundo de ser obcecado, con justa razón en muchas oportunidades, cualquier inicio de juicio negativo sobre las acciones del gobierno israelí, es automáticamente tildada de racista y antisemita. Y dadas las circunstancias, no es errónea esa defensa.

Conclusión.

1) La confusión entre gobierno y religión es retrógrada, peligrosa y dañina. Pero Israel no es el único país en esta situación. Las teocracias al estilo Irán, inundan el Medio Oriente, y el pueblo está subyugado mentalmente.

2) Israel mata. Con una débil proclama de defensa inevitable, está cometiendo atrocidades. Ya no importa que sean las mismas que las de Hamas o el Hezbollah. Si el enemigo se refugia en una escuela, ¿está bien matar niños y acusar de insensible al enemigo? No.

3) Cisjordania, gobernada por Al-Fatah, sobrevive de un modo mucho más digno al escalofriante presente de la Franja de Gaza. No sería tan apresurado observar que la interna de cada región abona al estado de situación local. No obstante esto último (injustamente magnificado por Israel), la deplorable, asfixiante e inhumana condición de los palestinos de Gaza es producto de las políticas israelíes. Por omisión, por descuido, por defensa, por lo que sea, pero son parte en esta matanza. ¿Cuánto vale la tierra? ¿Vale un bebé?, ¿Vale tu madre?, ¿Vale esos niños que no entienden nada? ¿Los niños tienen religión?

4) ¿Por qué un estado como Israel, con la capacidad nuclear de borrar medio centenar de países en menos de un día, entra en “guerra” contra cuatro tipos con cohetes? Sí, cuatro tipos peligrosos, terroristas, lo que sea, pero cuatro tipos en comparación. ¿Comparación? Bueno, algo así como que Estados Unidos entre en “guerra” con Cuba.

5) En cuanto al concepto de nazi: Claro, lo primero que uno trae al presente es la Shoa, y en principio, desde la venganza más visceral, uno tiende a suponer una respuesta a los nazis alemanes. Un gueto contra otro gueto. Gas contra gas. Lo que pasa es que los “otros”, en este caso, no son los alemanes nazis. ¿No es una elevación de la condición humana, contestar con repudio al gas, y no con más gas? ¿No será que de una buena vez debemos entender que la Shoa fue el genocidio de humanos contra humanos, antes de “alemanes” contra “judíos”? ¿No será una buena oportunidad para entender que antes de católicos, musulmanes o judíos, la gente es gente, el ser humano, ser humano, la bestia, una bestia?



Over. (Más que nunca, por favor)



PD: El próximo 27 de enero, se cumplen 64 años de la liberación de Auschwitz.

1 comentario:

Hilario dijo...

En Dachau me explicaron que cuando llegaron los americanos hicieron una "excursión" de los vecinos al interior del primer campo de exterminio nazi. Los alemanes mostraron su sorpresa y casi todos negaron que supieran algo de lo que pasaba a pocos metros de sus casas.
Los israelíes, y el resto del mundo seguramente también, alegaran/emos inocencia sobre la situación de campo de prisioneros que se ha convertido Gaza hasta ahora (todas sus fronteras selladas). Ahora simplemente es otro campo de exterminio.