Al margen, quería escribir sobre esa pesadilla de Friz Lang llamada Metrópolis, pero tengo sueño y tengo miedo. Mejor mañana. ¿Soy el único idiota que vio Rambo IV? Go home.
UF! Cómo empezar, ok, que la cosa fue un poco así: Hace un tiempo empecé a escuchar el nombre “Fabián Casas”, que un poeta de Boedo, que es de izquierda, que la contracultura, y dije, puaj, otro “trosko puanense” con aspiraciones revolucionarias que se quemarán en cuatro años con tres pibes, la suegra y en el Duna sacado a crédito yendo para Gesell, y la vida es así. También pensé en Isidoro Blaisten, no sé por qué, pero de paso creo que el gran Isidoro se nos fue por escribir una novela. A quién se le ocurre semejante cosa a los 70 pirulos y después de escribir tantos cuentos.
Nada y leo el poema Sin llaves y a Oscuras (que me sonó a “en bolas y a los gritos”), el de la basura y la muerte, ok, y la llamo a Mariana, (que sería mi ex, pero tengo la sensación de que nos conocimos siendo “ex” la primera vez y que nunca cambió!) y le digo, escuchá este poema, y ella dice “uau”, y me digo, a este pibe lo voy a leer. Pero pasan meses, muchos, y voy a Gambito de Alfil, ahí en Puan, y veo “Los Lemmings y otros”, y le pregunto: poemas?, no, cuentos, ah, yo buscaba poemas, y otra vez a pasar el tiempo. Entonces estoy en Pque. Rivadavia, busco el último de Martínez, (que me gusta porque en Crímenes Imperceptibles, habla de series lógicas, y dice: si yo digo 1,3,4,5, y pregunto que número va entre 1 y 3, “lógicamente” es 2, ok, pero nada tiene de “lógico”, puede ir un 8 o 100, porque la serie es lo que yo quiero, no existe tal serie llamada “lógica”), bueno, y le digo, algo de Fabián Casas, sí, Los Lemmings, y me fui porque quería poesía. Giran los meses y voy a Cúspide de Caballito, y nada, lo podés creer, y me llevo el último de Banana Yoshimoto, y me acuerdo de Galerna, la librería que está en el shopping Caballito, que es BUENISIMA, un hallazgo, y digo, voy a probar suerte. Lo encaro al de la caja y le digo estoy buscando algo de Fabián Casas, Ensayos Bonsai, El salmón, Oda, los Lemmings, y el tipo me dice, tengo todos esos que nombraste, alguno más? Dámelos todos. Me pregunta, ¿te gusta Casas? Le contesto, no, lo odio, y estoy comprándole todos los libros para que nadie los lea. Ja, en serio no te gusta? No, sí, leí algo y me gustó. Es un capo ese pibe, me dice. Ok
Me pasé todo el fin de semana leyendo los libros. Una sesuda crítica sería: ¡Uau! Pero ahora viene el vinagre:
1) La poesía es soberbia, latigazos al estilo Pizarnik pero sin esa boca seca que te deja Alejandra. Tu poemas me hacen acordar a la peli Carlito´s way, con esa contundencia del: “un favor te puede matar más rápido que una bala” o “ trato de salir de esta vida pero es como que de repente los problemas me encuentran, aunque yo no quiera, están ahí y me encuentran”.
2) Los ensayos, uf, algunos me parecen impresionantes, como si fueran escritos por un Hemingway ya muy viejo con un oficio de la gran puta. Jode un poco la repetición de “pathos” y de significado y significante, todo el tiempo. De algún modo parece como si quisieras decir, ojo, escribo “pija” pero también escribo “pathos”. Y la peli de Polanski no es del todo olvidable, te acompaña una tarde de sábado lluviosa con un té verde sin galletitas de agua, combinación que llama a la depre.
3) Los cuentos, ok, los veo como parte de un todo, como parte del conjunto A(!), y que con el tiempo se van a unir a todos los cuentos que sigan. Te acordás de la serie “los años maravillosos”, la de Kevin con la voz de McGyver. Bueno, el éxito de esa serie era que uno veía a un chico y la voz en off era de un adulto. De tus cuentos me sale algo parecido, aunque no tan claro el límite, y eso los hace mejor aún. De repente es un adulto con la voz en off de un nene.
4) El gran Escritor es Saer? Si no es, lo mismo da, me lo imagino a él.
5) Lo de los periodistas deportivos puros, es excelente. Lo mismo para los críticos de lo que sea, puros
6) Lo del Personal Fest me pareció escrito por otro, quizás un Casas de 18 años, un psicotrosko! Ja! Me deja esto: los celulares son objetos que nos tienen más comunicados. Irónicamente, deseamos la incomunicación, que los mensajes no lleguen, que no suene, que no me digas dónde encontrarte. Disfrutamos la tecnología, pero la sabemos bien lejana al “pathos” homo, y de algún modo, en un pedacito de adn, una molécula nostálgica nos hace anhelar nuestra condición de animales que sólo somos esto, y sólo andamos con lo puesto!
A la espera del próximo libro, y con un ya cercano “a este pelotudo quién le pidió que opine sobre mis libros”, igual te saluda
Hernán Galli
No, no me conocés!
Over.
1 comentario:
En Cùspide volvieron los libros de Casas.Pero en el de Recoleta. Algo es algo...
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