En 1984, nuestro queridísimo Julio publica Salvo el Crepúsculo, libro-collage (término bien setentoso si los hay), con poemas, prosa, garabatos, citas, y demás condimentos. Poemas de la época de Denis, la mayoría un poco flojos, digamos; un tanto académicos, precisemos; cursis, exageremos. De repente, encontramos Cinco Poemas para Cris, y seguidito, Otros Cinco Poemas para Cris, y en el que sería el noveno o el cuarto, según la serie que elijamos, Cortázar define al deseo: Creo que no te quiero / que solamente quiero la imposibilidad / tan obvia de quererte / como la mano izquierda / enamorado de ese guante que vive en la derecha.
Sí, estamos de acuerdo, hermosa definición del amor incendiario, ¿no? Pero Cortázar ya había escrito Rayuela, esa catarsis hipnótica, manoseada por términos como contranovela, que nada tienen que ver con su encanto. Una novela que desgasta, consume, no te atrapa, te empuja a dejarla, hasta que la tensión se vence y el esteorograma literario te llena de belleza. Ok, hablaba del deseo, del pameo de Cortázar, de Rayuela y de este capítulo, el 93:
“Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños”
Lo mismo, pero escrito con la musa en la altura óptima. Que vi el puente entre el poema y la prosa, eso quería decir, nada más.
Pd: Francois, ¿bouche y mouche se pronuncian igual? De paso te cuento que, para seguir en este ambiente galo, también en 1984 la CBS edita el disco Jazz A La Francaise donde Claude Bolling toca el piano como si sus dedos obedecieran al jazz y su mente insistiera con lo clásico. ¡Impresionante!, seguro que lo tenés, ya lo sé, tenés todo, uf!
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