Imagínate todos los números, del 1 en adelante, suma, une, adiciona. Infinito, me dices, bien. Ahora, piensa en los números pares, 2, 10, 24, no tardas mucho y me dices: infinito. Lo pensamos juntos, la parte de un todo es igual al todo. Es complicado y fácil al mismo tiempo. Pero eso es para los matemáticos y los divulgadores. El asombro es lícito y racional. Pero óyeme, presta atención. No importa la cantidad. Lo importante es que entre los números pares no está el 3. ¿Te das cuenta de lo que digo? Tienes una infinita cantidad de números, todos los pares que se te puedan ocurrir, millones, miles y miles de millones, pero no tienes el 3. Bien, eso es el deseo. ¿Fui claro o te lo digo de otra manera?
Over
Pd: Más allá de lo que digan de la toxicidad por la falta de ozono, del tiempo que me queda y de la carambola genética que me tiene atado de pies y manos, yo puedo decir que vi a Chuck Berry en Buenos Aires, en el Estadio Obras. Lo vi hacer su Duck Walk a los setenta años y lo oí tocar Rock and Roll Music y Roll over Beethoven. Lennon y McCartney hablaban de él y de su influencia y de los covers que hicieron. Y yo lo estaba viendo con mis propios ojos. Aunque no se me entienda, de algún modo vi a los Beatles aquella noche.
Ah, y también tocó Johnny B. Good, obvio.
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