Debo no olvidarme de escribir sobre Spinetta alguna vez. Debo hacerlo arder en mi mente para que moleste a la madrugada. Cómo no voy a escribir sobre un tipo que canta: “Sigo mirando hacia ti”, donde todos cantan “Sigo mirándote”. La preposición, en este caso, es mágica.
O cuando dice: “Hoy me vuelo / de tantas caras / ¿No ves algo en el puente que se va? / Hola dulce viento / Veo claramente en ti / Eres como mi amiga que se va.”
O que una canción se llame “Credulidad”, y todo entre a tempo y además sea hermosa.
Bah, no se puede dejar de escribir sobre un tipo que avisa: “además vos sos el sol / despacio también podés ser la luna”. ¿Se puede medir la belleza de decir que despacio también podés ser la luna?
Entre otras cosas – muchas otras cosas -, lo bueno de vivir en la periferia de lo que se da en llamar “mundo”, es que uno conoce a Spinetta y a Dylan. Cuando se vive en el centro, Spinetta no se conoce. Y así les va. En “mundo”, les aseguro que pocos conocen la dulzura de esta canción de Chico Buarque, que no es Spinetta, pero a mí, en este momento, me llega todo junto.
Valsa BrasileiraVivia a te buscar
Porque pensando em ti
Corria contra o tempo
Eu descartava os dias
Em que não te vi
Como de um filme
A ação que não valeu
Rodava as horas pra trás
Roubava um pouquinho
E ajeitava o meu caminho
Pra encostar no teu
Subia na montanha
Não como anda um corpo
Mas um sentimento
Eu surpreendia o sol
Antes do sol raiar
Saltava as noites
Sem me refazer
E pela porta de trás
Da casa vazia
Eu ingressaria
E te veria
Confusa por me ver
Chegando assim
Mil dias antes de te conhecer
Impresionante este símbolo: “Descartar los días que no te vi como se descartan las escenas que no van en una peli”. Y ni hablar del final que no rebaja el deseo y por el contrario, lo acerca a una imagen poética de máxima altura: “Y por la puerta de atrás, de la casa vacía, yo entraría y te vería, confundida por verme, llegando así, mil días antes de conocerte.”
Over.
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