martes, 17 de junio de 2008

Ocio, de Fabián Casas. Touchè!





Leer a Fabián Casas me recuerda a ese juego del parque de diversiones llamado matterhorn donde uno empezaba a dar vueltas y subía y bajaba y cada vez más rápido y había un curioso equilibrio entre el placer, el vértigo y el pánico. Por ejemplo Ocio, la nouvelle sin forma que pone a Andrés como narrador de una escena que comienza de repente y termina igual. En otras palabras, como cuando agarramos una peli empezada y nos enganchamos y de repente nos tenemos que ir, o se corta la luz, o lo que sea.

Me animo a decir que es imposible leer un poco de sus cuentos, novelas, poemas. Uno queda hipnotizado y no deja hasta terminar, es así, no hay vuelta.

Ocio es su única novela-novelita-nouvelle, porque en Los Lemmings también hay cuentos largos, o nouvelles. Y todo es como sentarse frente a un tipo que te empieza a contar algo en un bar, o en la sobremesa de un cumpleaños aburrido, y no podés dejar de escucharlo, no te querés ir, tenés sueño pero te tenés que quedar ahí, es imposible moverse antes de que el tipo se calle. Y toda su obra es lo mismo, con los mismos personajes, que un día es un hermano, otro día es un amigo, pero la madre está siempre muerta y el padre siempre es actor o representante de un cómico. Los mismos versos alternados en otros poemas, las mismas historias cambiadas de lugar, el mismo gato que desaparece y no se sabe si murió. Y está Ernesto Sótano, o Ernesto Sábato, así, con los dos nombres, y está el Dragón, y Led Zeppelín, y Zappa, y la atmósfera brumosa de un chico que camina las calles de Boedo yendo a ninguna parte y volviendo de esa nada para seguir en el mismo carretel. Y quizás la magia suceda porque Casas es poeta, y eso se nota en la prosa. No sé, algunas líneas de Ocio:

“Como, cago, duermo: soy una biología que no tiene rumbo”

“Mi vieja era el motor, y una familia necesita siempre de un motor, porque si no es evidente la parálisis que se forma cuando varias personas se amontonan por mandatos biológicos”

“Lamadrid se entusiasmó y se largó con una catarata de poemas que si Borges se levantaba de la tumba, le pegaba con el fémur.”

“La mujer bajó con una parejita repugnante, de esas que se forman en el oratorio de las iglesias y que decoran sus casas con muebles de pino”

“Roli le pidió a Tito un cortado sin leche. Tito se quedó pensando un minuto y le dijo: ”Andate al carajo”. Después de se fue”

Ah, y los poemas que están así, al pasar:

Canto a tus oscuridades / a tu resplandor / estoy boca abajo y muerto hacia el mundo /derribado en un fuego invernal;/ mirando pasar trenes determinados / llevando gente determinada”.

Madre / llegaron los huecos feroces de tus soles / los látigos de la muerte / toda esa oscuridad que no puede acabarte / ahora que tu corazón late al revés / dando golpes de frío y de cuchillo”.

Over.





Pd: El poema que más me conmueve. Está en El Salmón, libro publicado por Mansalva con una de las tapas más feas que he visto en mi vida:

Sin llaves y a oscuras

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.


PD2: Y el mail que sigo sin poder enviarle!


1 comentario:

Anónimo dijo...

Y los veteranos del pànico tambièn la rompe!