Nadie me pidió,
a las dos de la mañana,
que intente corregir
esta zona inundada
esta laguna de glaciares
este responso equivocado
Nadie me exigió, por cierto,
que acaso pretenda
reescribir el tiempo perdido
sortear esta lluvia de años
golpear el cristal de tu seguridad.
Nadie me recordará, mañana,
o dentro de un rato,
el memorándum de sobrevida
que nos alcanza recién en la muerte
y que nos convence que respirar
no era sólo un instinto.
Over.
No hay comentarios:
Publicar un comentario