sábado, 7 de junio de 2008

Puede pasar.



Una mujer se despierta y al abrir los ojos ve a su lado a un hombre horrible, viejo y transpirado. Mareada, se levanta y va hasta el baño. Enciende la luz y se mira al espejo. Se ve la cara vieja, agrietada, como si tuviera no menos de setenta años. Vuelve a la cama y despierta al hombre. “¿Usted quién es?”, le pregunta. “¿Qué pasa Carmen, estás bien?” “No, no sé quién eres ni sé quién soy” contesta ella y se asusta con lo que ha dicho. “Parece como si tuviera mil años”, se dice a sí misma. El hombre se incorpora y aún aturdido por el sueño, vuelve a preguntarle si le pasa algo. “¿Acaso se está burlando de mí? Yo tengo treinta años y vivo sola. “Sí”, le contesta él entre risas, “Hace cuarenta años vivías sola, cerca de Plaza España”.Ella se ríe, lo mira y le dice: “¿Y qué me dices, que se me han pasado cuarenta años de golpe y ni me di cuenta?” Él vuele a recostarse y murmura: “A mí también me pasa a veces, no te preocupes, parece como si hubiera sido ayer, cómo pasa el tiempo.” Ella se acuesta e intenta dormir. “Es una pesadilla, yo tengo treinta años y vivo sola, ya se me va a pasar”, piensa antes de cerrar los ojos otra vez.



Over.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow, es bíblico.

Yo escrbí algo parecido, lo tengo por ahi en el blog. Se llamaba "Nueve de la mañana de un domingo". Bah ahora que lo pienso no se si era tan parecido. En éste está muy bien logrado el efecto baldazo del tiempo como baldazo de agua fria.

Hernán Galli dijo...

Sí, pueden ser la misma pareja, aunque yo lo pensé como algo más personal, fuera de la pareja. Pero perfectamente pueden ser los mismos.
El tuyo tiene una sordidez que duele!

Gracias por leer!