Sueño que estoy en la puerta del aula de la escuela. El maestro dice: adentro, chicos. Busco un asiento y veo a mis compañeros. Le pido a uno que se siente a mi lado, a otro, a otro. Parecen no escucharme. Mi miedo es que se siente alguien que no quiero, que no me interesa. Obviamente, pasa eso. Le digo algo a ese símbolo de la angustia. Trato de no ponerme mal pero por dentro me da bronca. Al despertar trato de unir. Saco conclusiones, me satisfacen y pongo la taza con leche en el microondas.
Horas más tardes, veo una pareja de viejitos. Ella está sentada y el parado. Ella le dice algo. Lo repite más fuerte. Él se da vuelta y la escucha con fastidio. Ella baja la cabeza y la mirada y las manos. No se hablan por un buen rato. Ella le dice algo y él asiente, con indiferencia. Ella se va.
Ya sé que la sincronicidad es poco fiable, que no hay pruebas, que no hay método científico, ok, pero queda clarito, ¿no?
Over.
PD: Amit, recibí tu mail, prometo no publicar lo "no publicable", no te preocupes. Y te agradezco por esa aclaración, que "publicar" es "hacer público", y que además de que uno no debe olvidarse que esa acción tiene un lado peyorativo, también es bueno recordar que tampoco es gratuito. Hay un intercambio de magias, y no pocas veces, se pierde en el cambio.
1 comentario:
Y me iré tranquilo, me iré despacio...
La falta de sincronicidad me arruinó la vida muchas veces.
Lo de Ambi viene de "Ambivalencia" que es el nick que tenía cuando empecé a bloggear, después se acortó.
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